domingo, 28 de septiembre de 2014

¡Crisis del primer mes superada!


Que siiiii... Que quiero un montón a mis peques y estoy súper contenta con mi host family, pero esta semana... ¡lo único que he hecho ha sido quejarme! (Evidentemente, no a ellos, sino con la gente de alrededor, ¡pobres!)

Estoy segura de que ellos, por estar yo aquí, han intentado no hacer "x" cosas o cambiar algunas rutinas. Yo también vine con la mente abierta y sabiendo que las costumbres no son las mismas y que la forma de ser y vivir tampoco.

Por ejemplo, en España estamos acostumbrados a ducharnos todos los días o, como mucho, no nos duchamos un día. Aquí los adultos se duchan todos los días (o al menos en mi casa) pero los peques pueden pasar tres y cuatro días sin ducharse. No huelen mal, pero... Van al baño, se rebozan jugando en el jardín y en el cole y luego se meten en la cama tranquilamente. Y repito, no huelen mal, pero choca.

Otra tema es el de la desorganización... En España estamos acostumbrados a cuando terminamos de cenar recoger las cosas o cuando usamos algo, colocarlo en su sitio. Ellos hay veces que lo hacen y veces que no, pero el desorden no es algo que les moleste. En mi casa son cuatro niños y dos adultos. Pues bien, como dejan cada cosa en un sitio, cada uno para desayunar puede usar tranquilamente dos vasos, tres cucharas... y dejar cada cosa por un lado. O preparar la cena, no fregar las cacerolas y hacerlo al día siguiente cuando van a usarlas. Repito, es tema de costumbres y aquí todo lo tienen siempre limpio, pasan la aspiradora, friegan y tal, pero el concepto de orden es muy distinto. También tengo que decir que tanto mi host dad como mi host mum trabajan muchas horas fuera de casa y hay veces que les gustaría tener algunas cosas más colocadas pero el tiempo que tienen para estar en casa no se lo permite (no podemos olvidar que tienen que pasar tiempo con sus 4 peques), por lo que siempre que puedo les intento echar una mano, ;)

Pero claro, no soy la única aupair de la zona y lo hemos estado hablando y todas me han dicho lo mismo: que a ellas al acabar el primer mes les pasó lo mismo. Las primeras semanas estás súper emocionada y en proceso de adaptación, pero luego te vas dando cuenta de algunas cosas y es cuando empiezas a quejarte un poco.

Así que si llevas más o menos un mes como aupair y llega este momento... ¡no te preocupes! Es completamente normal y no significa nada.

¿Y tú? ¿Has superado ya tu primera crisis?


P.D. Empiezo a pensar en los días que me vaya en Navidades a casa y lo mucho que voy a echar de menos a los peques ¡y eso que solo van a ser dos semanas!

¿Quién ha dicho que en Irlanda no se come bien?


Lo siento pero sí, la cena de ayer requiere una entrada para ella sola. Y en esta ocasión no os hablaré de la receta, sino de la capacidad de poderte sentir como en tu casa por una noche.

Y no fue el día perfecto (¡ni mucho menos!): Fue un sábado que me tocó trabajar desde las 08.00 hasta las 23.00 pero como se suele decir... Siempre se puede ver el vaso medio lleno o medio vacío y en esta ocasión aunque estuviera medio lleno le fuimos poniendo más gotitas a lo  largo del día para que se llenara.

El caso es que nos juntamos una amiga y yo en mi casa y decidimos hacernos una burguer "typical spanish" con ingredientes sanos y buenos: ¡cenamos como reinas!

He aquí cuando quiero hablar también de las cosas buenas que tienen el tener confianza con tu "host family". Evidentemente, mis host parents sabían que mi amiga se iba a venir a casa. Ya llevo un mes y medio aquí y me conocen bastante, por lo que la noche anterior me dijeron que nos habían dejado unas cervezas en el frigo para que nos las tomáramos tranquilamente. Ni era una trampa ni nos estaban incitando a emborracharnos: simplemente nos trataron con la confianza que da el pasar horas hablando con esas personas con las que compartes durante unos meses todo y con la madurez que se supone que toda aupair tiene que tener.

Con esto no quiero decir que todas las "host families" sean iguales, que cada una es un mundo y hay algunas que tienen temas tabú, pero lo más importante es siempre ser tú misma y comportarte con naturalidad, :)

jueves, 25 de septiembre de 2014

Cómo preparar carrot cake


Seguro que muchas veces habéis comprado zanahorias para hacer una comida y luego no habéis sabido qué hacer con las que os sobran. Bien, pues aquí tenéis la receta del delicioso bizcocho de zanahoria, también conocido como carrot cake.

A los niños podéis hacérselo pasar por bizcocho (si les decís que es de zanahoria probablemente no quieran probarlo siquiera) y seguro que también les encanta (como a los míos). Ni que decir cabe que es una forma de que tomen esta verdura de forma totalmente camuflada.

¿Qué necesitáis? (Nosotros hemos hecho el bizcocho que veis en la foto)
  • 250 g. de zanahoria (podéis coger dos zanahorias grandecitas y ya está).
  • 4 huevos
  • 200 g. de azúcar (a mí me gusta más utilizar el moreno)
  • 200 g. de harina
  • 1 cucharadita de canela
  • 7 g. de levadura
  • 1 cucharadita de aceite de oliva

¿Cómo prepararlo?

Lo primero que tendréis que hacer será encender el horno para que mientras que preparáis la masa se vaya calentando. Encendedlo arriba y abajo a temperatura máxima.

Pelad y rallar la zanahoria. Para rallarla podéis utilizar un rallador, la trituradora eléctrica o hacer pequeñas láminas con el pelador y luego cortarlas en pequeños pedazos. Cualquier opción es válida. Lo único que es necesario es que la zanahoria esté cortada en pequeños trozos sin estar deshecha (es uno de los encantos de este bizcocho).

Una vez que tengáis la zanahoria preparada, dejarla apartada y comenzad batiendo los huevos junto al azúcar hasta que esta mezcla empiece a tomar volumen. Llegado este momento, tamizar la harina (hará que el bizcocho quede más esponjoso, aunque si no tenéis mucho tiempo, podéis añadirla y ya está) y mezcladla con los huevos y el azúcar. Cuando hayáis conseguido que la masa sea homogénea, añadid la zanahoria, la cucharadita de canela y la de aceite. Removed todo y cuando veáis que no haya ningún grumo y que la zanahoria está completamente expandida, echad la levadura y moved la mezcla.

Para hacer el bizcocho, podéis utilizar un molde redondo o cuadrado dependiendo de para lo que vayáis a utilizar la tarta: Si la queréis para un cumple, ocasión especial es mejor que lo hagáis redondo. Si es para un desayuno, merienda, café... será mucho más cómodo uno alargado.

Si no queréis que la masa se os quede pegada al molde, usad papel vegetal para cubrirlo e introducir la mezcla después o untarlo con un poco de mantequilla.

Aseguraos de que cuando metáis el bizcocho al horno, éste esté a una temperatura de 190º. En primer lugar, mantenedlo a esta temperatura solamente abajo durante 15 minutos y a partir de ese momento mantenedlo durante 15-20 minutos más arriba y abajo. Aproximadamente tarda en hacerse de 30-40 minutos. Si vierais que se os está tostando demasiado en la parte superior pero aún no está hecho, podéis ponerle un trozo de papel de aluminio: de esta manera evitaréis que se os queme pero sigue pasando el calor al centro.

Una vez fuera del horno, esperad 15-20 minutos para desmoldarlo y colocadlo en una rejilla hasta que se enfríe.

¡Aquí tenéis el resultado! ¡Espero que os guste!


En la mayor parte de las cafeterías y restaurantes veréis que el bizcocho está cubierto por un frosting. Yo no suelo ponerlo ya que así resulta menos pesado y es mucho más sano. Pero si se lo queréis añadir, podéis encontrar uno muy sencillo de hacer en la receta de cupcakes, ;)

miércoles, 24 de septiembre de 2014

Cosas que nunca hubiera hecho


Cosas que no hubiera hecho si no me hubiera convertido en aupair a los 23 o si no estuviera en Irlanda. En realidad este es el título completo de la entrada y aquí viene la explicación: Hoy estaba con una de mis compañeras aupairs y estábamos pensando en cosas que estamos haciendo ahora que no hubiéramos hecho hasta que no tuviéramos hijos, por ejemplo. Hay otras que, simplemente, las estamos haciendo por estar en un país diferente y querer probar todo y vivir y disfrutar de la experiencia.

Así que ésta no será una entrada cerrada, ni mucho menos, será una lista que iré actualizando con cosas que nos vayan sucediendo o vayamos haciendo a lo largo de estos meses.

¿Qué cosas no habríais hecho vosotros si no os hubiérais ido de aupairs? Seguro que alguna de ella es divertida y... ¡me encantaría leerla! :) Aquí va mi lista:

  1. Pasar más de una noche oyendo llorar a un bebé.
  2. Cambiar pañales sin morirte del asco. Los que lo habéis hecho, estoy segura de que me entendéis. Acordaos de aquellas veces en las que se han hecho popó y cuando le habéis ido a quitar el pañal os habéis encontrado que estaban manchados desde el ombligo hasta la espalda y encima la sustancia es extremadamente pegajosa...
  3. Correr 8 km. Sí, sé que es una tontería, pero la frase de "correr es de cobardes" siempre ha sido una de mis máximas. Eso sí, si estás viviendo en Irlanda, la mayor parte del pueblo va a estar allí, te va a servir para conocer los alrededores... ¿por qué no?
  4. Convertirte en padre/madre/hermana/amiga/prima/ llámalo "x" de 4 peques (que en mi caso, es el número de niños a los que cuido).
  5. Acostumbrarte a comer a las 12.00 y a cenar a las 18.30 (¡tiene bastantes ventajas!).
  6. Ser capaz de haberte ido a dormir a las 20.30 de la tarde porque estabas tan reventada que no podías ni con las pestañas.
  7. Probar comidas que en tu casa nunca habrías comido. ¿En mi caso? Guisantes, por ejemplo.
  8. Tener una relación de amor/odio con las patatas y la pasta. Y es que si hay alimentos básicos para la dieta irlandesa, estos son los más importantes.
  9. Preguntar antes de salir de casa... "¿Quieres hacer pis?". Como bien suponéis, llorarán y patalearán si les dices que vayan al baño, no irán y cuando no hayas andado aún 100 m. te dirán que necesitan ir al baño. Real como la vida misma.
  10. Tener que resistirte tooodoooos los días al chocolate. Y es que si vas a cualquier tienda a hacer la compra, podrías vivir solamente a base de chocolate debido a la gran variedad de formas, colores, tamaños y sabores que podéis encontrar.
  11. Que se te olvide cómo decir algunas palabras en español. Sí, es muy triste, pero el otro día estaba hablando con mi madre y no había forma de encontrar la traducción a las "blueberries" (arándanos).
  12. Acostumbrarte a las babas de un bebé. Si cuidas a un niño/a pequeño/a... Se convertirán en el pan de cada día: Cuando se las limpias, cuando te dan un beso y te las dejan por toda la cara, cuando quieren probar algo y te cogen tu propia cuchara o vaso, cuando vienen a abrazarte...
  13. ¿Ropa limpia? Si te levantas a las 08.00 te durará hasta las 08.00.59. En ese momento a alguno de los niños se les caerá el vaso de leche, uno de ellos te abrazará con las boceras del desayuno, otro llorará y se apoyará en tu hombro (en ese caso tendrás la mezcla perfecta de babas y mocos)...
  14. Ver cómo un niño puede desbloquear un iPhone y manejar un teléfono táctil con mucha más facilidad que cualquier adulto. Darles un Nokia de toda la vida y verles tocar la pantalla y decir... "It doesn't work". ¿Tan vieja soy? :(
  15. La mantequilla combina con todo y le va bien a cualquier alimento. Y, por supuesto, cualquier momento es bueno para tomar un té/café.

To be continued...



sábado, 20 de septiembre de 2014

31 días, 4 peques y 1 costipado


Efectivamente... Hoy hace exactamente un mes que llegué a Cashel, :). Después de una semana llena de nervios, sin poder dormir y con un dolor de tripa increíble, cogí el avión en Barajas dirección Dublín y... ¡aquí estoy!

Cierto es que no tengo jamón serrano, ni tortilla de patata. Que a las 18.30 la mayoría de los días ya hemos cenado y que el té se está convirtiendo en un "alimento" básico de mi dieta pero... ¿y todas las cosas buenas que hay detrás?

Cuando me vine para acá todo el mundo me decía: "¿Pero vas a cuidar a 4 peques? ¡Son demasiados!". Ahora mismo no cambiaría estar con mis cuatro fierecillas por nada (quizá por uno que está en España y es un poco más grande, jajaja); eso sí también tengo clara una cosa: Nunca se me ocurrirá ni se me pasará por la cabeza tener 4 hijos. Y nunca es... NUNCA (por mucho que mis host parents me pregunten con frecuencia para comprobar si he cambiado de opinión).

Solamente llevo un mes aquí y casi me es imposible imaginarme una semana sin que la pequeña me despierte por las noches con su llanto, el enano me dispare con su pistola y se me cuele en la habitación para hablar conmigo por Skype, la mediana quiera recoger el correo o la mayor quiera ser una teen con tan sólo 8 años.

Compartes con ellos absolutamente todo: las malas noches, si se despiertan temprano, si se asustan por algo, si no tienen buen día en el cole, si les apetece jugar, si se caen, si necesitan mimos, aprendes de ellos y con ellos... Y lo mismo pasa con los padres. No, no son tu familia real, pero durante el tiempo que estás con ellos es como si lo fuera.

Después de 31 días aquí ya sé lo que es el calor de Irlanda y el frío y cómo no... la lluvia. También sé lo que es querer tener a esa persona a tu lado porque en un momento determinado te gustaría estar abrazada a ella y cómo el abrazo y el beso de un peque puede hacer que cambies la perspectiva del día por completo.

Y sí, cuando pensaba que había superado mi primer mes aquí sin ponerme mala por el cambio de clima... Ha sucedido. ¿Qué se le va a hacer? Pero da gusto ver cómo se preocupan por ti, intentan ayudarte en todo lo que puedes y te da mucha pena ver a tus peques llorar cuando les dices que en Navidades volverás a España durante dos semanas.

¿Está bien pagado el ser aupair? Económicamente no lo creo. Eso sí, si te gustan los niños, hay detalles y momentos que no se pueden pagar ni con todo el dinero del mundo.

Batido de Oreo


Aunque todavía siga haciendo buena temperatura (imagino que en España mucho mejor que aquí), seguro que empezáis a notar las tardes de otoño.

Los niños ya han empezado la rutina del cole, las actividades y llega el viernes y el finde y lo único que os apetece es estar en casa tranquilamente descansando y disfrutando de vuestros peques.

¿Qué os parece si endulzáis cualquiera de estos momentos con un batido de Oreo? Es muy rápido y sencillo de hacer. Desde luego, no hace falta decir que está más que bueno (por ahora, entre el batido de KitKat y éste, tanto mis peques como yo, nos quedamos con el último).

¿Qué necesitáis? (Nosotros hemos hecho batido para 5)
  • Helado de vainilla (1 litro)
  • Galletas Oreo o similares (nosotros hemos utilizado 28 galletas: 18 para el batido y 10 que cada uno tuviera dos galletas extras troceadas y decorando su batido)
  • Leche (3 vasos)

¿Cómo prepararlo?

Poner las 18 galletas que vais a usar para hacer el batido en un recipiente y echarlas medio vaso de leche para que se deshagan y podáis trocearlas. Lo mejor es que después de hacer la especie de papilla que queda, añadáis el resto de la leche y lo dejéis reposar unos 10-15 minutos para que la leche absorba todo el sabor de las galletas y la mezcla quede completamente homogénea.

Pasado este tiempo, añadid el helado y batid lentamente con la batidora la mezcla. Esta tarea puede ser muy divertida para hacer con los niños (al igual que añadir los ingredientes) y así se sienten implicados en la actividad y la disfrutan el doble.

Otra cosa positiva cuando os ayudan los peques es que tardáis algo más en batir la mezcla, por lo que el helado está algo más derretido y está mucho más bueno.

Cuando tengáis vuestro batido preparado, repartidlo en vasos grandes y podéis trocear las dos galletas extras y añadirlas como toping. En mi caso, unos las han mojado, otros troceado y otros se las han comido directamente.

¡Éxito y sonrisas aseguradas!



viernes, 19 de septiembre de 2014

Conociendo Clonmel


Si hay un pueblo con encanto cerca de Cork es Clonmel. Es muy chiquitito, pero pasear por sus calles es un verdadero placer.

Podéis encontrar tiendas de todo tipo: librerías, tiendas de ropa, zapaterías... Y, desde luego, tomar un café tranquilamente en una de sus magníficas cafeterías acompañándolo con un buen libro y algo dulce.

Creo que una de las cosas que más me gustó es que, aunque vayas "de tiendas" en el horizonte siempre tienes esas montañas que te dan tranquilidad y te hacen sentirte libre o ese edificio medieval que te recuerda lo pequeñito y acogedor que es.

¿Os animáis a visitarlo?

jueves, 11 de septiembre de 2014

Batido de KitKat


Aprovechando que en estos días estamos teniendo buen tiempo y el sol nos está acompañando, esta tarde hemos estado preparando unos deliciosos batidos de KitKat.

La verdad es que se tarda muy poquito en hacer, lo podéis hacer con los peques y a ellos les encanta poder participar en la preparación y, por supuesto, bebérselo luego.

¿Qué necesitáis? (Nosotros hemos hecho batido para 5)
  • Helado de vainilla (1 litro)
  • KitKat (nosotros hemos utilizado 16 barritas: 11 para el batido y 5 que cada uno tuviera una decorando su batido)
  • Leche (2 vasos)
  • Nutella (es opcional y nosotros hemos puesto una cucharada)

¿Cómo prepararlo?
Lo primero que tenéis que hacer es cortar el KitKat en pequeños trozos. Nosotros lo hemos comprado de marca blanca en el SuperValu y está igual de bueno que el original y es bastante más barato (1€ las 16 barritas).


Como hoy hacía bastante calor, cuando lo hemos terminado de partir lo hemos metido en el frigorífico un ratito para que el chocolate no se derritiera.

Después, hemos cogido un recipiente donde hemos puesto todos los ingredientes: el litro de helado de vainilla, los dos vasos de leche, el KitKat troceado y la cucharada de Nutella. Lo hemos batido lentamente con la batidora y... ¡listo para tomar!

Si queréis, podéis acompañarlo con nata montada por encima y sirope de chocolate. Nosotros lo hemos dejado tal cual y lo hemos decorado simplemente con una barrita extra de KitKat.

Esta misma receta puede ser utilizada cambiando el KitKat por Oreo, galletas normales y otras muchas cosas. ¿Cuál es vuestro preferido?

miércoles, 10 de septiembre de 2014

Un paseo por Cork


Pues sí, el sábado pasado estuve en Cork y la verdad es que me gustó bastante. Si bien es bastante parecido a Dublín, el río con los canales le hace tener un encanto especial y, aunque sea grande, te da la sensación de ser muy acogedor.

La verdad es que no entré a ningún sitio turístico, salvo a alguna que otra iglesia que estaba abierta, y no os puedo recomendar nada en concreto pero merece la pena pasar un día completo callejenado y descubriendo todo su encanto.

Si vais, es obligatorio pasar por el English Market. Es tan famoso porque hace unos años, cuando la reina de Inglaterra estuvo en Cork estuvo en este mercado. Si sois de Madrid, para que os hagáis una idea, es similar al Mercado de San Miguel o al de San Antón, pero los precios son bastante más asequibles y es más grande que estos. Además es muy bonito por dentro:


Paseando por las calles de Cork encontraréis miles callejones decorados y, a veces, parecerá que estáis en el Callejón Diagon (el original está en Londres) con Harry Potter, ;).

Cruzar los puentes, haceos fotos y disfrutad de la ciudad porque la verdad es que merece la pena. ¡Ah! Y si lo que os gustan son las compras, seguro que la calle principal os encanta, ya que encontraréis las más diversas tiendas de ropa con precios para todos los gustos y bolsillos. Desde Pennys (lo mismo que Primark pero en Irlanda) hasta Tommy Hilfiger y demás.

Si queréis el plan perfecto, yo aprovecharía la mañana para conocer la ciudad y por la tarde... ¡de compras! ¿Qué os parece?


domingo, 7 de septiembre de 2014

¡Tarde de cupcakes! Cómo hacerlas



Pues sí, el viernes pasamos una tarde muuuyyy dulce rodeada de azúcar, harina, huevos, chocolate y muchas sonrisas.

A todos los peques les encantan las cupcakes y, sobre todo, si los cocinillas son ellos. Desde luego, es una idea genial para pasar la tarde juntos en la que las risas (y las manchas de chocolate) están aseguradas.

Lo primero que tenéis que hacer es lavaros todos juntos las manos antes de poneros a cocinar (es algo muy importante, sobre todo si estás fuera de España, ya que los peques no están acostumbrados a hacerlo).

¿Qué necesitáis? Ingredientes para 24 magdalenas/cupcakes
  • 3 huevos
  • 250 g. de azúcar
  • 250 ml, de leche
  • 2 cucharaditas de aceite de oliva
  • 325 g. de harina
  • 1 cucharada de levadura (si después les vais a poner frosting, no es necesario)
  • 1 cucharada vainilla (opcional)
Yo, además, compré una tableta de chocolate y la hice chips (también lo venden preparado) para en algunas de las magdalenas ponérselo.

Cómo prepararlas

Encender el horno a 220ºC para que se caliente mientras que hacéis la masa. Poner los huevos en un recipiente y batirlos. Añadir el azúcar y remover. Tamizar la harina sobre esta mezcla e ir batiendo de forma que no haya grumos. En caso de necesitar líquido, ir añadiendo la leche a la misma vez. Si veis que la mezcla os queda muy espesa, podéis añadirle algo más de leche sin problema. Por último, añadir la cucharada de vainilla (opcional) y remover hasta que la mezcla sea completamente homogénea. Si vais a hacer magdalenas sin frosting, éste es el momento de poner la levadura y remover todo para que se expanda.

Para los peques es muy divertido participar en este proceso por lo que, en mi caso, primero medimos todas las cantidades juntos y las pusimos en diferentes recipientes y luego fueron ellos los que estuvieron moviendo la masa, añadiendo cada uno de los ingredientes...

Una vez que tengáis preparada la mezcla, ir poniendo la masa en los moldes (los podéis comprar en cualquier supermercado y los hay de diferentes formas, tamaños y colores). Nosotros pusimos en algunas de ellas las pepitas de chocolate y otras las dejamos sin nada para añadirles el frosting y después decorarlas.

Cuando tengáis vuestros moldes con la masa, metedlos al horno durante, aproximadamente 10 minutos. Para los niños es muy divertido mirar a través del cristal y ver cómo las magdalenas "suben".

Cuando las saquéis... ¡ya tenéis las magdalenas preparadas para el desayuno o la merienda!

Peeeroooo... Si queréis decorarlas... Necesitaréis:



  • Mantequilla
  • Azúcar glas
  • Leche
  • Vainilla (u otro sabor)
  • Colorante (del color que vosotros elijáis)
  • Golosinas y demás para poner por encima
En este caso no indico cantidades ya que depende de cuánto frosting queráis hacer. Lo único que tenéis en cuenta es que la mantequilla deberá estar a temperatura ambiente para que se mezcle más fácilmente con el resto de los ingredientes y que siempre necesitaréis el doble de azúcar glas que de mantequilla. Es decir, si usáis 100 gr. de mantequilla, necesitaréis 200 gr. de azúcar glas.

La preparación es muy sencilla: Poner en un recipiente la mantequilla e id añadiendo el azúcar glas hasta que se diluya por completo y se cree una especie de crema. Añadir entonces un poquito de leche y remover. Tras esto, echad el sabor que elijáis: nosotros una cucharadita de vainilla. Una vez hagáis esto, ¡ya tenéis el frosting preparado! Pero si queréis que sea de algún color, añadidle el colorante: nosotros le pusimos rojo y, dependiendo de la tonalidad que queráis, necesitaréis poner más o menos cantidad.

Una vez tengáis vuestro frosting preparado, podéis fabricar vuestra manga pastelera con una bolsa de cocina: Poned dentro de ella toda la mezcla y hacerle un agujerito a una de las esquinas. ¡Listo!

Ahora ya podéis poner sobre vuestras magdalenas el frosting y convertirlas en... ¡cupcakes! Luego podréis añadirle nubes, lacasitos y demás para que queden mucho más bonitas y apetecibles.

¿Queréis ver el resultado?




sábado, 6 de septiembre de 2014

Una más de la familia


Pues sí, tengo que reconocer que desde el momento cero mi host family me tuvo en cuenta como una más de la familia: me ofrece irme con ellos a todas partes, me tratan muy bien, siempre están dispuestos a ayudarme...

Y sin darme cuenta... ¡ya llevo aquí tres semanas! Eso sí, en esta ocasión ya tengo alguna que otra anécdota que contar...

Sin ir más lejos, el sábado pasado me pasó (¡válgame la redundancia!) de todo: desde saltarme la valla de casa para poder entrar a tirar la tortilla en la vitrocerámica. Pero vayamos por partes: 
El sábado por la mañana mi host mum se fue a pasar la mañana fuera y mi host dad estaba trabajando. Yo me quedé en casa estudiando inglés y a la hora del lunch me fui a preparar una tortilla. Mientras estaba cocinando, sin que me diera cuenta, mi host dad llegó a casa y entró corriendo porque le olía a comida y no sabía que yo me había quedado. Al hacer esto, me asustó y justo estaba volviendo la tortilla. ¿Dónde fue a parar? ¡A la vitrocerámica!
Y por la noche... Salimos a tomar algo las chicas au pair de aquí y yo y cuando iba a entrar a casa... ¡tenía mal apuntado el código de apertura de la puerta! Así que... con botas altas y de tacón... ¡a saltarse la valla! Menuda aventura, ¿no?

¿Sabéis lo que es el "broken cheese"? Yo pensaba que era el queso que tiene los agujeros grandes, de ahí el "broken", pero no. Para uno de mis niños significa que solamente quiere la mitad de la loncha de queso de sandwich. Cierto es que de pequeños todos nos inventamos palabras y diferentes combinaciones, pero si además no habláis el mismo idioma...

¿Y a vosotros? ¿Qué anécdotas os han pasado?

P.D. No probéis los diferentes chocolates que hay, una vez que lo hagáis, ¡no podréis parar! ;)