domingo, 26 de octubre de 2014

De turista por Chinchón


Que sí... Que sé que llevo unos días teniendo esto un poco abandonado... El caso es que por ciertas circunstancias (¡nada grave!) me he vuelto a España unos días y ya que estaba por aquí... No me iba a pasar todo el día pegada al ordenador, ;)

Bien es sabido por todos aquellos que me conocen que no me gusta mucho mi pueblo. Me explico: Chinchón es un pueblo muy bonito para visitar y pasar el día, pero no para vivir ya que no cubre las necesidades básicas que cualquier joven puede buscar/necesitar.

Así que como ahora mismo no estoy viviendo aquí, hoy me he tomado la cosa filosóficamente: Se ha venido mi chico a pasar el día conmigo y hemos decidido pasar el día como dos turistas.

Punto número uno: Como buenos turistas, hemos elegido el mejor día para pasear por Chinchón: un día soleado con el típico calorcito de otoño.

Nuestra primera parada ha sido el Castillo (no, no se había movido de sitio desde que me fui) y nos hemos estado tomando alguna que otra foto. Y cómo no, la típica en la que se ve la iglesia, teatro y torre.


Después de esto nos hemos bajado a la Plaza Mayor. Sabiendo el buen tiempo que hacía y que iba a haber bastante gente, decidimos reservar una mesita en el balcón de uno de los restaurantes que la rodean. Una opción más que recomendable: La Casa del Pregonero.

Llevando dos meses fuera de España apetece comer cosas de casa, así que nos decantamos por tomar dos exquisitos platos: Croquetas de bogavante y arroz caldoso de carabinero y jamón ibérico. ¡Para chuparse los dedos! (Solamente hace falta que veáis las fotos)


Ambos platos han estado acompañados en todo momento de las magníficas vistas de la Plaza y de la amabilidad y atención del personal del restaurante. Queremos felicitar a Rubén y a todo su equipo por su trabajo y por hacernos sentir como en casa.

 


Y cómo no, con lo golosa que soy... ¡No podía faltar un buen postre! La tarta de queso me encanta, así que nos hemos decantado por ésta y la verdad es que nos ha sorprendido lo buena que estaba. Hagamos honor al dicho de "una imagen vale más que mil palabras", porque nosotros nos hemos quedado sin ellas, :)


Creeréis que ya hemos terminado, pero no. Después del postre ha venido (por parte de la casa) el repostre: una selección de dulces de Chinchón que, desde luego, no tenían desperdicio alguno.


El único problema que hemos tenido es que, al no ser turistas reales, mi casa está en la parte alta del pueblo y subir las cuestas de Chinchón ha sido un verdadero problema después de tan copiosa comida. ¡Por cierto! El precio total de la comida ha sido mucho menos de lo que os podáis imaginar. Desde luego, repetiremos :)

Si no sois de Chinchón pero habéis oído hablar de él, acercaos, conocerlo, pasear sus calles y visitarlo, porque estoy segura de que os encantará.

Y ya sabéis... ¡a turistear! ;)


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